Sunday, October 5, 2014

Ideal artiguista a través de los documentos

Ideal artiguista a través de los documentos.

Prólogo

En este trabajo busco relacionar los objetivos políticos del artiguismo con los objetivos sociales de la revolución, en el marco del Reglamento provisorio de tierras del año 1815.
Primero quise identificar los objetivos políticos a través de los documentos surgidos en 1813, en donde se ven claramente las ideas políticas de José G. Artigas.
Por otra parte, a través de un breve análisis del Reglamento provisorio de tierras de 1815 intenté mostrar los objetivos sociales y como se pueden relacionar con los políticos.
En esa búsqueda de las ideas y objetivos del ideario artiguista pude ver más claramente otras cosas, como son las influencias de dichas ideas, las diferencias que mostraba con las mentalidades reinantes en la época.
Como Artigas supo tomar desde distintas fuentes, elementos que luego transformó y adaptó a la realidad de la Banda Oriental. Para algunos autores ese es el carácter innovador de Artigas, ya que utiliza mucho de lo ya existente, tanto del sistema colonial español, como de las revoluciones liberales francesa y norteamericana. 
  


Ideas políticas del artiguismo. El año XIII

Para hablar de las ideas políticas del artiguismo voy a tomar dos de las fuentes tal vez más estudiadas y analizadas en cuanto a este tema, pero no por eso menos interesante. Estos textos son los correspondientes al llamado “Congreso de tres cruces” o “de la paraguaya”, tanto el discurso inaugural realizado por José Artigas, como el reconocimiento de la AsambleaGeneral y las instrucciones surgidas de dicho congreso. En éstos no solo se aprecia las ideas políticas, también están las relacionadas a lo económico, pero me centrare en las primeras.
No es mi voluntad analizar por completo estos documentos en esta ocasión, sino extraer de ellos las ideas expresadas por el autor.
En los textos antes nombrados, a través de éstas ideas, se pueden ver las influencias en el ideario artiguista, como son los textos norteamericanos correspondientes a la revolución e independencia de las trece colonias, sobre todo los producidos por la pluma de Thomas Paine.
Otra de las influencias que tiene el pensamiento artuguista son las ideas de los ilustrados como Locke y Montesquieu en cuanto a la división de poderes, por ejemplo, y de Rousseau sobre la soberanía, el contrato social y la república. Así como de la Revolución francesa donde se aplicaron algunas de las ideas ilustradas.
Por último, dentro de las influencias, también encontramos documentos españoles, de los cuales va a tomar algunas de las formas, de las instituciones, para adaptarlas a su sistema. Un ejemplo muy claro es el de Félix de Azara, de quien profundizaré más adelante.

La “oración inaugural” fue el discurso con el que Artigas abrió el congreso el 5 de abril de 1813. La redacción del mismo se le ha atribuido a Miguel Barreiro, “por sus virtudes de claridad y coherencia y por un cierto tono lírico”[1] según dice Lincoln R. Maiztegui. De todas maneras se ven claramente las ideas políticas de Artigas allí aplicadas.
Ya en el comienzo, la primera palabra que utiliza y con la que se dirige a los presentes es “ciudadanos”, haciendo referencia a que son hombres de derecho, soberanos, lo que confirma y reafirma con una frase muy conocida y reiterada, “Mi autoridad emana de vosotros, y ella cesa por vuestra presencia soberana”[2].
Otro de los conceptos vertidos por Artigas es el de “los pueblos”, haciendo alusión a su idea de soberanía, no habla de “pueblo” en forma genérica como solía emplearse en la época y sobre todo de parte de los porteños centralistas, que planteaban que al no estar el poder central de Fernando VII la soberanía recaía en ellos. Por el contrario, como lo analizan Vázquez Romero y Reyes Abadie en su “Crónica General del Uruguay”, más claramente a través del acta del congreso y del reconocimiento de la Asamblea General, dicen que Artigas ve la soberanía en tres etapas, la primera cuando habla de “pueblos” refiriéndose a  las ciudades, villas y pueblos, la segunda en cuanto a las “Provincia compuestas por pueblos libres” y la tercera a la Confederación a través de un pacto defensivo – ofensivo.
Unido a la soberanía de los pueblos, Artigas dice que a pesar del tiempo transcurrido de la revolución “aun hace falta una salvaguardia general al derecho popular” y habla de la falta de un “contrato”, que luego define en la necesidad de una constitución que asegure la libertad de los pueblos, tomando la idea liberal de que la ley frena las ambiciones individuales.
Aunque aclara que esto no significa una “separación nacional”, lo que demuestra su idea de federalismo.

Ahora pasaré al documento más importante del artiguismo en cuanto a ideas políticas, “Las instrucciones del año XIII”. Volviendo un poco a las influencias, este documento tiene clara influencia de los textos norteamericanos, los cuales eran manejados por Artigas y su círculo. Incluso Eugenio Petit Muñoz y Ariosto González, han demostrado en sus trabajos, de forma independiente, que se han tomado párrafos directamente de algunas obras.
Las instrucciones son 20, las cuales voy a dividir en: de carácter económico y de carácter político, aunque existen otras formas de subdividirlas o agruparlas para analizarlas. En este caso solo tomaré las de carácter político.
Como dice Lincoln R. Maiztegui, todas las instrucciones se basan en 3 ideas fundamentales:
1)     Independencia, entendida como la separación de todas las provincias del antiguo virreinato del Río de la Plata de todo poder colonial español.
2)     República, en oposición a la postura monárquica de algunos revolucionarios.
3)     Federalismo, comenzando con una confederación con pactos defensivos – ofensivos entre las provincias, para luego con la constitución derivar en un Estado Federal.

En el artículo 1 plantea la declaración de la independencia de España y de la familia de los Borbones, siendo uno de los primeros en hacerlo.
Es en el artículo 8 donde le da nombre por primera vez a este territorio, lo llama “LA PROVINCIA ORIENTAL”.

El artículo 20 es el que menciona que la forma de gobierno que tendrán las Provincias Unidas será la republicana y en los artículos 5 y 6 habla de la separación de poderes en 3, tomando la idea de Montesquieu (poder legislativo, ejecutivo y judicial), y que no pueden unirse entre si, para mantener el equilibrio debido.
En el artículo 18 habla de que el “despotismo militar” debe ser “aniquilado”, a través de la constitución para asegurar la libertad de los pueblos.

Ya en el artículo 2 dice que el sistema con el que deben organizarse las provincias debe ser la Confederación, para formar “nuestro Estado”.
En el artículo 10 habla sobre los pactos defensivos – ofensivos entre las provincias y en el 11 dice que la provincia “retiene su soberanía, libertad e independencia, todo poder, jurisdicción y derecho”, exceptuando los que hayan sido cedidos por la Confederación a las Provincias Unidas.
Por último quería señalar el artículo 19, donde expresamente dice que el Gobierno de las Provincias Unidas no debe ubicarse en Buenos Aires, aunque no especifica dónde debería.
Allí podemos ver claramente los objetivos políticos del artiguismo en ese momento histórico. En primer lugar la independencia de España y luego lograr la Confederación (con el objetivo de llegar al Estado Federal), organizada en una república con las instituciones que le den seguridad y estabilidad.
Artigas quería unir a los pueblos del plata, no solamente a la Banda Oriental, por más que les pese a muchos de los que sostienen que con Artigas surge la Nación, sobre todo de parte de la historiografía de prócer. Como decía Carlos Real de Arzúa, “Las numerosas y explícitas manifestaciones con que Artigas expidió su pertinaz voluntad de no romper los vínculos que ligaban a la Banda Oriental con las restantes regiones de la zona platense han representado siempre un denso punto de perplejidad para la apologética independentista usual”.[3]

  
Ideas sociales del artiguismo. 1815: El reglamento de tierras.

El año 1815 es clave para el artiguismo ya que logran el control total del territorio, luego de la victoria en la batalla de Guayabos (10 de enero de 1815), por la que los porteños se ven obligados a retirarse del territorio oriental. El  26 de marzo Otorgues ingresa a Montevideo y hace flamear la bandera artiguista.
Durante casi todo el años 1815 y parte de 1816 (hasta la invasión portuguesa) el territorio estuvo dirigido por Artigas desde su base en Purificaciones.
En esa época, las provincias integrantes de la Liga Federal, estaban formando una alianza defensiva-ofensiva con Artigas como “el protector”.

El “Reglamento provisorio para el fomento de la campaña de la Banda
Oriental y seguridad de sus hacendados”, es uno de los documentos más importantes del pensamiento artiguista. Fue aprobado por Artigas el 10 de setiembre de 1815 y consta de 29 artículos.
El problema de la tierra no es nuevo en la campaña de la Banda Oriental, se arrastra desde la época colonial y llega hasta los tiempos de Artigas. “El arreglo de los campos” fue un problema para los españoles, que intentaron a través de decretos y reglamentos solucionarlos, pero sin mayor suerte. Los problemas de la campaña son cuenta pendiente que Artigas toma y modifica en la revolución.
Los antecedentes al reglamento de tierras artiguista son varios y diferentes. El primer antecedente real que se tiene data del 15 de julio de 1786 y es obra de Antonio Pereira (ex teniente de milicias y comandante de la campaña de Montevideo). Este pretendia poblar la frontera para protegerla de los portugueses y en el interior limitar las extensiones de la tierra.
Podemos hablar aquí de muchos de los antecedentes, pero por mencionar algún otro, el que más me interesa es la misión de Félix de Azara en la Banda Oriental, ya que Artigas fue uno de los designados por Elío (Gobernador de Montevideo en ese momento), para acompañarlo por ser gran conocedor de los campos. Azara tuvo influencia sobre el pensamiento de Artigas, pero además este aprendió mucho acompañándolo, sobre todo en la fundación de Batoví, donde tuvo gran participación escogiendo a las familias, midiendo las tierras y repartiéndolas.
Los enormes latifundios en manos de algunos personajes montevideanos, los pequeños productores rurales que trabajaban en campos que no les pertenecían como ocupantes y la falta de marca de los ganados eran problemas que se arrastraban desde los tiempos colonias y que habían intentado solucionar con misiones como las de Azara. A estos problemas había que agregarles lo de la inseguridad que existía en la campaña, por los gauchos que la recorrían sin ocupación fija y, desde que comenzó la revolución, también los desertores que la atravesaban y gente armada que campeaba sus territorios.
Con el Reglamento de tierras buscan resolver estos problemas existentes y aunque ya se estaban repartiendo tierras, con este reglamento van a definir los criterios del reparto y a hacerlo de forma ordenada.

Según Lincoln  R. Maiztegui el Reglamento artuguista puede dividirse en dos partes para estudiarlo, que se ven claramente en su denominación: por un lado el fomento de la campaña y por otro la seguridad de los hacendados. Sobre todo porque esta última responde a los intereses de los hacendados que residían en Montevideo.
El texto comienza con una división administrativa de la provincia y con la burocracia jerárquica que se encargará de ella. El territorio se divide en cuatro jurisdicciones: entre el río Uruguay y el Río Negro, otro entre el Río Negro y el Yí, la tercera entre el Santa Lucía y el mar y por último el comprendido entre Yí y el Santa Lucía.
En cada una de estas jurisdicciones se encontraría un Juez Pedáneo, quienes dependían de los Subtenientes de Provincia, que se encargaban de tres de las cuatro jurisdicciones y a su vez dependían del Alcalde Provincial que se encargaba de la jurisdicción ubicada entre el río Yí y el río Santa Lucía y estaba bajo la dependencia del Cabildo Gobernador. Éste último debía informar a José Artigas, que, como ya dije, dirigía la Provincia desde Purificaciones.
En cuanto a la distribución de la tierra, la base de tierras para ser distribuidas van a ser tomadas de las realengas (es decir de la propiedad pública), también de aquellos hacendados que emigraron y de los “malos europeos y peores americanos”, aunque en este caso existe una excepción, si son casados se les reserva un territorio suficiente para mantener a su familia.
Otras de las tierras que se tomaban eran las vendidas o donadas por Montevideo entre 1810 y 1815, pero acá también existe una excepción, si quienes recibieron dichas tierras eran orientales se les daba una suerte de estancia. A quienes se les expropiaban las tierras no se les daba ningún tipo de indemnización.
La suerte de estancia es la unidad económica que se le entregaba a cada familia y consistía de una legua y media de frente por dos leguas de fondo, lo que serían unas 7500 hectáreas. Estas medidas podían variar de manera que hubiese linderos fijos entre las suertes de estancia para evitar problemas y aguadas para todos.
El ganado que se encontrara en los territorios a distribuir también serían tomados para el mismo fin, aunque en este caso no es una cantidad fija de animales por familia, en realidad va a estar determinada por el total de ganado que tuviesen para repartir. Además se les entregaban herramientas de labranza, así como la marca para sus ganados.
Tanto la tierra como el ganado debían ser entregados sin costo alguno a los aspirantes, pero también está definido el orden de quienes se prefiere como aspirantes, teniendo en cuenta que “los más infelices serán los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de igual clase, los indios y los criollos pobre, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia si con trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y a la de la provincia”.
Luego se establece que tendrán preferencia las viudas pobres con hijos, los casados a los solteros y los americanos a cualquier extranjero.
 Los bienes recibidos no podían vender ni enajenar, al menos hasta que se diera el arreglo formal de la provincia. Además los agraciados con los territorios tenían el deber de construir un rancho y dos corrales en un tiempo de dos meses, con un mes más de tolerancia. En caso de negligencia se le quitaba la tierra y era entregada a alguien más laborioso.
Estas medidas buscaban lograr el establecimiento de las familias para solucionar un de los problemas mas graves, el ausentismo. Permitía, al mismo tiempo, una mayor organización del territorio y un mejor registro y control.

La seguridad de los hacendados se daba con la creación de una policía de campaña, que en cada jurisdicción contaría con un mínimo de ocho soldados y un sargento que dependerían del alcalde provincial, y de cuatro soldados y un cabo a las órdenes de cada teniente de provincia.

El objetivo de este reglamento es crear una sociedad de pequeños productores y superar de esta manera los problemas que existían en la campaña, uno era el ausentismo, que explique antes; otro de los problemas eran las grandes extensiones de tierras en manos de unos pocos propietarios, lo cual terminaría con expropiación de tierras y la posterior distribución, y con ella también se superaba el problema de aquellos que trabajaban tierras que no les pertenecían e incluso dándole la posibilidad de ser propietarios a personas que ni lo imaginaban.
Muchas de estas medidas que toma Artigas son reivindicaciones de la revolución, eso lo podemos ver en la forma de reparto de las tierras, a quienes van dirigidas y el sencillo trámite con el cual les eran entregadas.
A su vez se terminaba con el problema de aquellos que creaban inseguridad en la campaña, que andaban por ella, que tomaban los ganados pero no pertenecían a ningún lugar.
Una provincia mejor organizada y más tranquila permitiría la aplicación de sus ideas políticas, las cuales eran inconcebibles en la situación en la que se encontraba en ese momento. La organización permitía un mejor registro de las personas y por lo tanto de los ciudadanos de la república que pretendía Artigas.
Además trató de crear una realidad social de trabajo y producción, para una mejor economía que pudiera sustentar ese sistema político, y sobre todo con una participación mayor de la población de la provincia.
Desde otro punto de vista, se puede ver la idea de debilitar a los grandes hacendados que se oponían a este nuevo sistema, que querían la revolución para liberarse de el gobierno español, pero que el sistema político no se modificara demasiado, ya que ellos se veían beneficiados de esta manera, por ser quienes se ocupaban de las decisiones y quienes sacaban mayores réditos económicos. Desde una óptica marxista estamos ante una lucha de clases, entre una oligarquía que maneja los medios de producción (que en esa época y en la Banda Oriental eran las tierras y el ganado), así como el comercio y que deseaba el poder político. Y por otra parte está la masa popular y sobre todo rural que busca una mejor forma de vida, que lo conseguiría con un cambio en el sistema político.

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